El glioblastoma (también conocido como glioblastoma multiforme o con las siglas GBM) es el tumor más común y más maligno entre las neoplasias de la glía. Su nombre quedó establecido por la clasificación
OMS-20001 y fijado por la clasificación
OMS-2007. De acuerdo con esta clasificación de la OMS de los tumores del sistema
nervioso central, el nombre genérico
para este tumor cerebral es "glioblastoma" y
presenta dos variedades: el glioblastoma de células gigantes y el gliosarcoma.
Pronóstico:
La mediana
de supervivencia desde el momento del diagnóstico, sin tratamiento, es de 3
meses, pero con él es común alcanzar una supervivencia de 1 o 2 años.
Complicaciones:
Muchas de estas
complicaciones no son comunes y un número significativo de ellas pueden
controlarse terapéuticamente de manera eficaz.
Complicaciones relacionadas
con el tumor:
Edema.
Trastornos neurológicos.
Trastornos visuales.
Hidrocefalia
Gliomatosis leptomeníngea.
Deterioro de las funciones
cognitivas.
Deterioro del estado
psicológico (ansiedad, etc.).
Signos y síntomas:
La historia clínica de la
enfermedad suele ser corta (menos de 3 meses, en más del 50% de los casos), a
menos que el tumor no se desarrolle por la progresión de un astrocitoma de bajo
grado (glioblastoma secundario).
Los síntomas del glioblastoma
son los de una masa expansiva en el interior del cráneo, que aumenta la presión
intracraneal. Es común por tanto encontrar cefalea, náuseas, vómitos,
dilatación de los vasos cerebrales con alteraciones de la retina hasta el
papiledema, hemiparesia, hemianestesia, hemianopsia, diplopía, afasia y crisis
convulsivas. El porcentaje de los pacientes que experimentan ataques
epilépticos asciende a un tercio.
Destacan también síntomas
neurológicos no específicos tales como el obnubilamiento de la conciencia y los
cambios de personalidad.
Tratamiento:
El glioblastoma resulta muy
difícil de tratar, debido a varios factores:
Las células tumorales son muy
resistentes a los tratamientos convencionales;
El cerebro es susceptible de
sufrir daños debidos a estos tratamientos;
El cerebro tiene una
capacidad muy limitada para repararse a sí mismo;
Muchos fármacos no pueden
atravesar la barrera hematoencefálica para actuar sobre el tumor. En el
tratamiento del glioblastoma, como en cualquier otro tumor cerebral,
distinguimos entre tratamientos de apoyo y tratamientos curativos.
El tratamiento curativo de
los tumores cerebrales comprende principalmente la cirugía, la radioterapia y
la quimioterapia.
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